sábado, 26 de noviembre de 2011

Los islamistas moderados celebran la victoria en las elecciones marroquíes

La baja participación marca los comicios 

Los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) festejan su más que probable victoria en las elecciones legislativas de Marruecos. En la sede del partido ya celebraban anoche una fiesta (donde corría el té verde en lugar del champán) por ser el partido más votado en las elecciones que tuvieron lugar ayer en todo el país. 

Los resultados de los comicios aún no son oficiales, y los datos con los que cuenta el PJD provienen de los escrutinios parciales que los propios interventores del partido, colocados en las mesas electorales, les han facilitado. Según el secretario general de los islamistas moderados, Abdelilá Benkiran, el recuento final superará todas las expectativas. “Vamos a conseguir entre 90 y 100 escaños”, apuntó. Aún así, el recuento parcial correspondía sobre todo a los votos de las ciudades, de donde el PJD recibe casi todo su apoyo. Aún faltan por contabilizar las zonas rurales, mucho más desfavorables para ellos. El Ministerio del Interior aún no se ha pronunciado para ofrecer datos oficiales. 

Abdelilá Benkiran, secretario general del PJD, con toda probabilidad ganador de las elecciones

El parlamento marroquí está compuesto por 395 diputados, lo que obligará al PJD a aliarse con otras fuerzas políticas. La principal opción para los islamistas es coaligarse con los partidos del actual Gobierno de coalición: el Partido Istiqlal (nacionalistas y liderados por el actual primer ministro, Abbas el Fassi), la Unión Socialista de las Fuerzas Populares (la principal formación de centro-izquierda y que forma parte de la Internacional Socialista) y el Partido del Progreso y el Socialismo. De momento, sólo han descartado el acuerdo con el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), más conocido como “el partido del rey”, y la Agrupación Nacional de Independientes (RNI), del actual ministro de Economía, Salahedine Mezuar. 

Estas elecciones se han adelantado 10 meses debido a las reivindicaciones aperturistas del movimiento 20-F, la vertiente marroquí de la primavera árabe. Sus protestas también obligaron al rey Mohamed VI a modificar la Constitución y recortar sus poderes como monarca. Las modificaciones establecidas se aplicarán a partir de estas elecciones, e implican que el monarca deba elegir al que será primer ministro de entre los candidatos de la formación política ganadora, sin tener que decantarse por el líder del partido, en este caso el PJD. Los islamistas moderados no eran, ni mucho menos, los preferidos por Mohamed VI para formar gobierno. 

Baja participación 
Las elecciones marroquíes se han visto marcadas por el escaso interés que suscitan entre la población. Solo el 45% de los 13,5 millones de electores inscritos han ejercido su derecho al voto. El porcentaje se reduce hasta el 28,4% de participación si se contabiliza también a los mayores de 18 años que no se han inscrito en las listas bien por apatía o bien por rechazo. A pesar de todo, la afluencia ha sido más elevada que en el año 2007, cuando solo acudieron a votar el 37% de los inscritos. 

El Gobierno ha intentado a toda costa convencer al electorado de que ejerciera su derecho a voto. El Ministerio del Interior ha enviado mensajes de texto a los electores y ha fomentado los anuncios de televisión para inducir a la movilización. Incluso algunos imanes, funcionarios del Estado, excusaron a los fieles que no acudieron a la oración del viernes si fue para ir a votar. Pero, a pesar de todo el esfuerzo, la implicación popular con las reformas “anti primavera árabe” impulsadas por Mohamed VI ha sido escasa. En cambio, parece que el Movimiento 20 de Febrero, impulsor de las protestas ciudadanos, ha visto medianamente satisfechos sus deseos. Durante las últimas semanas y apoyados por tres partidos de izquierdas y la gran asociación islamista Justicia y Espiritualidad, han promovido el boicoteo a las urnas. Éstos últimos convocaron el jueves por la noche una gran marcha en las calles de Tánger para mostrar su rechazo al proceso electoral, en el que no están admitidos. 

Elecciones limpias 
4.000 observadores velaron durante toda la jornada electoral para que la transparencia se mantuviera durante las votaciones y el recuento. A pesar de ello, es difícil mantener la legalidad con más de 38.000 colegios en los que los ciudadanos podían ejercer su derecho al voto. De esos 4.000 observadores, solo 200 eran extranjeros. 

Los resultados definitivos de los comicios se conocerán esta tarde o mañana, unas 48 horas después del cierre de los colegios electorales.

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